El tiempo afina el criterio. En Enric Soler se sabe muy bien. Las circunstancias lo han conducido hasta aquí, y él no se ha resistido. Cada uno de estos vinos es la culminación de un ejercicio interno, de un diálogo profundo, de un compromiso con el paisaje, con el tiempo y consigo mismo. Antes de tomar decisiones, se escuchan algunas añadas. Vendimias que conversan entre sí, que se hacen preguntas y dejan entrever respuestas. No hay prisa cuando se trata de encontrar la verdad; al fin y al cabo, se trata de saber decir mucho con muy poco. Así de simple. Y, a la vez, así de difícil.